jueves, 11 de noviembre de 2010

Siempre he podido verte


Te busqué por años sin saber quién eras. Soñé tu nombre noches enteras, olvidándolo en cada despertar. Enfocaba mis ojos para verte, sin embargo te ocultaste siempre tras tus espejos. Intenté destruir el mundo para poder refundarlo en base al amor que no llegaba, mas solo conseguí soplar las murallas del barrio. Te perseguí por los mares, junto a ballenas de océanos distantes, y aun así el viento pudo robarme mis días. Las ciudades, flotando en tierras lejanas, tampoco ayudaron mucho; era sólo un extranjero dueño de mis pasos. Llena de escombros se encontraba mi paciencia, mi corazón, cuando un día, sin pedir permiso a nadie, te paraste frente a mi con una sonrisa: ahí estabas tú, pasajera inconstante, alas cansadas, sudando futuro. Se buscaron las letras entre sí y formaron tu nombre: eres tú ¡Te conozco! Viniste de tiempos remotos, mas lejos que las distancias. Eres tú, te conozco. Siempre he podido verte. Lo que llamaba vida eras tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario